jueves, enero 19, 2006

 

Tierra quemada.

En los años 80 soplaron vientos de progresismo en la educación española hasta entonces regida por la ley de Villar Palasí de 1970. Hordas de P.N.Ns obtuvieron carta de funcionarios a base de huelgas en el 78 (no por su estudio, capacidad y dedicación), se eliminó el cuerpo de catedráticos de E.E.M.M porque los inspiradores de tales leyes sabían que no podían acceder a dicho cuerpo por méritos propios (lo que naturaleza no da....), se invadió el cuerpo de Inspectores de Educación a golpe de carné de partido (entonces PSOE), se soliviantó al alumnado y a los padres por parte de dichos flamantes inspectores a dedo en contra del profesorado por represor y carca(según ellos), se instauró el principio de que suspender es fascista, se llenaron las aulas de alumnos que no desean estar en ellas disfrazándolo de "conquista social" cuando lo único que han conseguido es estabular la energía y la ilusión de trabajo de generaciones enteras, se defendió hasta la saciedad el falso principio de "aprender divirtiéndose" (¡cuánto hacen algunos para disimular su vagancia!).

Hoy día, año 2006 las hordas de progres han culminado su invasión de la enseñanza, han aniquilado todo atisbo de educación en la misma, han quemado y echado sal a la tierra, hoy un puro erial, y por ello se dirigen a otros objetivos que colmen su vanidad y sus egos eternamente insatisfechos ( lo que la naturaleza no da...). Cuídense de los autollamados progres pacifistas y solidarios, siempre están en guerra.. Esta guerra ya la han ganado, ya señorean por todos los institutos de España pero éstos ya no son (precisamente por su ingreso) los Institutos de Segunda Enseñanza de Machado, G.Diego o Torrente Ballester ni ellos son ni serán tales figuras egregias aunque todos sus esfuerzos tácticos se dediquen a suplir su eterno complejo. ¡Si se dedicaran a cultivar sus virtudes en lugar de envidiar las ajenas! Pues bien, sus objetivos tácticos se han cumplido, la enseñanza española es suya, pero esto no les ha aliviado su eterno complejo de no ser catedráticos de enseñanza media de verdad, no de tapadillo. Su política de tierra quemada los impulsa a mayores cotas que los satisfagan (asesores, inspectores, consejeros de educación, delegados del gobierno, directores provinciales...etc) . Por enésima vez, lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo presta. Es un craso error pretender ser quien no se es, constituye un drama en la historia personal del individuo y una tragedia cuando se lleva socialmente a sus últimas consecuencias.

La profesora Y

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