martes, mayo 30, 2006
Cada día un poco menos de ley
Conocida es la montaña rusa legal en que nos han subido a los profesores en los últimos años. Todo tipo de circulares, decretos y dos leyes orgánicas en menos de 4 años han provocado que se haga y rehaga la organización en los institutos españoles. Ha sido difícil seguir la pista a la legalidad vigente cuando ha sido necesario aclarar un conflicto entre dos posturas, hoy con el retraso de la entrada en vigor de la LOE surgen aún más dudas de cara al próximo curso, supongo que se irán resolviendo. Este marasmo desorienta a profesorado y directivas, imposibilita cualquier tipo de planificación y fomenta que no se tome en serio la enseñanza. Pero no es sobre este asunto -por ya sabido- sobre lo que quiero incidir.
Ante este caos cada vez hay más casos en los que se producen claras vulneraciones de la legalidad vigente. Al no estar nada claro en que punto nos encontramos aparecen voluntariosos experimentadores docentes con todo tipo de ideas pedagógicas a cual más demencial. Sabido es que si al poder no se le limita de alguna forma, en este caso con el hecho de atenerse a la ley, este degenera de manera disparatada en el mejor de los casos.
Estamos solo al principio. Si esto sigue así, a la deriva autonómica que ha ido diferenciando los IES se le puede unir la divergencia que produce la excesiva creatividad y arbitrariedad de los pedagogos de turno en cada instituto.
Prefiero una mala ley a ninguna ley, por supuesto. Ojalá todo esto termine pronto y tengamos algo a lo que agarrarnos, sin duda será lo mejor para todos.
Ante este caos cada vez hay más casos en los que se producen claras vulneraciones de la legalidad vigente. Al no estar nada claro en que punto nos encontramos aparecen voluntariosos experimentadores docentes con todo tipo de ideas pedagógicas a cual más demencial. Sabido es que si al poder no se le limita de alguna forma, en este caso con el hecho de atenerse a la ley, este degenera de manera disparatada en el mejor de los casos.
Estamos solo al principio. Si esto sigue así, a la deriva autonómica que ha ido diferenciando los IES se le puede unir la divergencia que produce la excesiva creatividad y arbitrariedad de los pedagogos de turno en cada instituto.
Prefiero una mala ley a ninguna ley, por supuesto. Ojalá todo esto termine pronto y tengamos algo a lo que agarrarnos, sin duda será lo mejor para todos.
