o de cómo la izquierda pedaboba y totalitaria maneja la enseñanza hacia su utopía comunista
miércoles, abril 18, 2007
Enseñanza obligatoria hasta los 18 años
Nuestro Estado sobreprotector vela por nosotros. ¿Qué haríamos sin él?
La retrógrada costumbre de repetir curso también será eliminada en el bachillerato. Hay que borrar cualquier vestigio franquista de la educación ¿española?
En realidad estamos ante una pretensión con la que llevan en la cabeza desde hace años, si es que se les ve venir. Los chavales están estabulados de manera miserable hasta los 16 años, pero no es suficiente. Como el bachillerato cada vez interesa menos y la salida de los ciclos formativos (formación profesional) vive momentos felices en cuanto a matrícula hay que dar otro paso más. Actualmente, buena parte del alumnado abandonaba el bachillerato ante los suspensos de primero y eso no se podía consentir, sobre todo teniendo en cuenta que hay de dar de comer a la enorme universidad española. De esta manera mantendremos al sector de entre 16 y 20 años perfectamente estabulado: unos a la FP y el resto al bachillerato sin que se escape ni uno. ¿A que mola?, es la perfecta consecución de la enseñanza obligatoria hasta los 18 años, cuando lleguen al mundo laboral tendrán espolones pero no se habrán traumatizado.
Por otra parte se estaba dando un efecto peligrosísimo para nuestras mentes progres. El alumnado obtenía sus primeros cates en el bachillerato tras la feliz ESO en que aprueban por decreto. Así, se estaba traumatizando a unas madres que no entendían como su hijo de excelentes calificaciones se malvaba tanto en el bachillerato. ¿Menuda vegüenza con las vecinas, no? Demasiado pronto para que una mamá actual no tenga al niño estudiando, y es que las madres de hoy día tienen niños de 20 años.
No os perdais esta interesante entrevista al autor del Panfleto antipedagógico en la TV3. D. Ricardo se define como socialista lo cual da aún más valor si cabe a lo que dice. Hace tiempo que hemos llegado a un punto en el que negar la catástrofe educativa es cosa de bobos o interesados.
Doña Pilar Rahola juega el papel de pija de izquierdas (osea progre) haciendo -dice ella- de abogado del diablo, aunque lo que parece es que expresa su propia opinión pero con un poquito de complejo. El tono pausado y razonable de Don Ricardo es muy convincente lo que unido a lo evidente de sus comentarios conduce a que negar que el rey educativo está desnudo sea cosa de chalados.
DUELE tener que decirlo, pero la crisis de la enseñanza pública española se asemeja cada vez más a una tragedia. Ya no se trata únicamente de nuestro lugar en el mundo, de este 31 por ciento de alumnos que abandonan la escuela al término de la etapa obligatoria -lo que nos sitúa en el penúltimo puesto entre los Estados miembros de la Unión Europea-, o de este 34 por ciento de alumnos que ni siquiera terminan dicha etapa -lo que nos coloca los cuartos por la cola en la clasificación de los países desarrollados-. No, aun cuando tales guarismos son de vergüenza, de vergüenza patria, ya no se trata sólo de esto. Ahora, además, los centros docentes españoles se están convirtiendo a marchas forzadas en verdaderos campos de batalla. No pasa día sin que tengamos noticia de algún caso de violencia escolar o de sus secuelas. Y esa violencia, tal como prueban un par de estudios dados a conocer recientemente y realizados sobre bases muestrales exhaustivas, afecta tanto a alumnos como a profesores. Los datos producen escalofríos: por un lado, uno de cada cuatro alumnos españoles de edades comprendidas entre los 7 y los 17 años es víctima, en un grado mayor o menor, de algún acto violento, ya físico, ya psicológico; por otro, un 13 por ciento de nuestros profesores reconoce haber sido agredido alguna vez, y un 3 por ciento asegura que lo es a diario.
Por supuesto, ante semejantes porcentajes, ni siquiera los más tercos valedores de las reformas educativas inspiradas por el pedagogismo moderno se atreven ya a negar que la enseñanza en España necesite de algún tipo de revulsivo. El problema consiste en saber cuál. Porque esos mismos valedores, aparte de minimizar la magnitud del desastre, suelen echar la culpa del aumento de la violencia escolar a la falta de mediadores y de planes de convivencia, cuando no a la desestructuración de las familias. Y se quedan tan panchos. A ninguno se le ocurre pensar, pongamos por caso, que el problema pueda ser el sistema que ellos mismos han implantado. A los docentes, sí. A ellos sí les ha pasado por la cabeza tal posibilidad. Otra cosa es que dispongan de medios para hacerse oír y de poder suficiente como para que su queja alcance a modificar, en lo sustancial, el modelo educativo vigente.
El único problema de la enseñanza en España, el que explica ese aumento de la violencia en las aulas, es la falta de autoridad. Sin autoridad, no hay educación posible. El pasado verano, en la última Tercera que escribió para este diario, Cándido daba ya las claves del drama que están viviendo hoy en día maestros y profesores, aunque no hablara propiamente de autoridad y sí de jerarquía, y aunque no aludiera a la enseñanza, sino a la progresiva desaparición de los tratamientos protocolarios. A su juicio, la jerarquía es absolutamente necesaria en una sociedad, entre otras razones porque, en contra de lo que muchos creen, la alternativa a la jerarquía no es la igualdad; es la tiranía, la fuerza bruta. Dicho de otro modo: quienes confían en que la abolición de la autoridad o de la jerarquía va a traer la igualdad a la tierra, están completamente confundidos; lo único que va a traer es más desigualdad, más violencia y más injusticia.
Pues bien, poco más o menos eso ha ocurrido en el mundo de la educación. En tres o cuatro lustros, hemos perdido la distancia. El igualitarismo se ha impuesto. Ya no hay niveles. El maestro y el profesor se han convertido en un compañero más, en un colega. Pero no sólo en la escuela se ha producido ese vuelco. También en casa, también en la familia. En muchos hogares son los propios padres quienes han inculcado a sus hijos ese odio a la jerarquía, esa veneración por el igualitarismo. De ahí que a nadie deba sorprender que semejante igualación haya traído aparejada tanta violencia. Al profesor no se le agrede por ser el profesor. Se le agrede porque de vez en cuando trata de imponer una autoridad, una jerarquía, de las que carece.
Pero la autoridad también es tradición. A la persona mayor se la respeta, se la trata con deferencia, porque es depositaria de un conocimiento que los más jóvenes no tienen ni podrán tener nunca por sí solos. La edad es sinónima de conocimiento. Y, sobre todo, de posibilidad de transmitirlo, de enseñar. Ahora bien, este conocimiento no es sólo el que la persona mayor ha podido adquirir mediante la experiencia, sino también el que le ha sido dado en sus años mozos a través de la educación y de la enseñanza, y que es a su vez el fruto de muchos siglos de civilización. La relación entre padre e hijo, o entre maestro y alumno, se ha estructurado siempre a partir de este principio: la autoridad -el padre, el maestro- tiene algo que transmitir. Si no tuviera nada que transmitir, su figura difícilmente sería reconocida como autoridad. En realidad, cuando un chaval maltrata a su profesor, o cuando un hijo hace lo propio con su padre o con su madre, lo que está haciendo es negarle cualquier autoridad, proclamar que aquel adulto nada tiene que enseñarle.
Llegados aquí, bueno será preguntarse de dónde vienen nuestros males. A mi modo de ver, el germen cabe fecharlo, sin duda, en mayo de 1968, en el llamado «mayo francés». Fue allí donde se acuñó el antiautoritarismo. Pero los estragos causados por el nuevo modelo pedagógico en España, infinitamente superiores a los producidos en cualquier otro país vecino, sólo se explican si uno tiene en cuenta, a su vez, otro factor. Este factor es la vigencia del antifranquismo. O, lo que es lo mismo, la convicción de que el franquismo constituye la misma encarnación del mal y de que todo lo que provenga de aquel régimen, o lo recuerde siquiera, debe ser rechazado sin contemplaciones. No seré yo quien niegue, por supuesto, que una dictadura es la máxima expresión de la autoridad. Ahora bien, precisamente porque la autoridad, en una dictadura, es una autoridad cautiva -tan cautiva, al cabo, como la libertad-, tampoco seré yo quien confunda la autoridad que puede ejercerse en una democracia con la que ejerce una dictadura. Es decir, quien confunda la autoridad con el abuso de autoridad, con el autoritarismo. Gran parte de la izquierda de este país, surgida en primera instancia del antifranquismo, lo ha confundido siempre. Y en la medida en que la izquierda ha percibido en todo momento la enseñanza tradicional como una pura emanación del franquismo -ignorando, entre sus muchas ignorancias, cuánto debía esta enseñanza al pasado y, dentro de este pasado, al liberalismo de la Segunda República-, el modelo que esta enseñanza llevaba asociado no podía ser, para ella, sino un modelo autoritario, incompatible con la democracia. De ahí que nada más alcanzar el poder, en 1982, la izquierda sustituyera el viejo modelo por uno de nuevo cuño, basado en la igualdad. Pero no en la igualdad como punto de partida, sino en la igualdad como imperativo. Es decir, en su abuso, en el igualitarismo. Toda la reforma puesta en práctica por el Partido Socialista y concretada en la tristemente famosa Logse, descansa, en último término, en esa doble confusión -entre autoridad y autoritarismo, y entre igualdad e igualitarismo-, donde lo que ha prevalecido, como es notorio, han sido los ismos.
De ahí que no quede más remedio que darle la vuelta al calcetín. Hay que recuperar la autoridad. Hoy en día, se mire por donde se mire, al calcetín se le ven las costuras. Lo cual indica, sin lugar a dudas, que hace ya bastantes años que lo llevamos puesto del revés.
XAVIER PERICAY
Excelente el artículo de Don Xavier Pericay, lo traigo al blog con el fin de darle la mayor difusión posible. La plaga del socialismo asola la educación y mientras no se cambie esto no habrá solución posible. Una de las frases más acertadas que le escuché decir al anterior presidente Aznar fue: "la educación cuanto menos sea cosa de progres, mejor". Lástima que no quisiera o pudiera llevar a buen fin su pensamiento.
No se pueden aguantar, son así. La directora de un I.E.S. andaluz ha desmontado un Belén para no herir la sensibilidad de los chavales musulmanes. No le importa lo más mínimo herir a los que lo han diseñado y montado, hace falta ser liberticida y totalitaria. Claro está, lo hace en nombre del multiculturalismo, la pluralidad y -supongo- la alianza de civilizaciones. No les entra en la cabeza: España es un país aconfesional, no laico. En realidad lo saben pero quieren cambiarlo.
Lo esencial del caso es lo de siempre: los IES españoles suelen estar dirigidos por progres envalentonados e hiperlegitimados. Se los hemos cedido.
Los institutos públicos son de los españoles y es suicida regalárselos para huir a la privada o la concertada. Los institutos no son propiedad suya y podemos poner los belenes que nos salga de las narices.
Para resolver un problema se ha de averiguar su causa, y la de la violencia en nuestras aulas no está, dígase lo que se diga, ni en los cambios sociales, ni en la televisión, ni en la presencia de inmigrantes. Está, sencillamente, en que nuestro sistema educativo no educa, es un sistema perverso porque ejerce la violencia y la tolera.
Se deben castigar las faltas de disciplina y admitir que quien manda en clase es el profesor
Parece mentira que esto haya que decirlo. Esto es evidente para cualquiera menos nuestros progres dirigentes educativos, qué paciencia.
La ejerce sobre los que quieren estudiar, y no pueden por culpa de quienes boicotean la clase. La ejerce sobre los que quisieran aprender un oficio para llegar a la edad laboral profesionalmente cualificados, y están encerrados en un aula escuchando cosas que ni entienden ni les interesan. En una misma clase, bajo el cuidado de un profesor al cual se ha despojado de toda autoridad, hay alumnos con todas las asignaturas del curso anterior aprobadas y otros que no han aprobado ninguna, alumnos que desean progresar y otros que se dedican a molestar. Unos y otros están frustrados. ¿Es de extrañar que un ambiente de general frustración degenere en violencia? Si un alumno repite porque suspende ocho asignaturas sabe que no va a repetir de nuevo aunque las vuelva a suspender, por lo cual nada le estimula a estudiar. ¿Es para sorprenderse que un alumno completamente ocioso se porte mal?
Lo que es sorprendente es que se pase siete horas sentado en una mesa sin enloquecer totalmente. La tortura a la que son sometidos a muchos chavales es indecente, lo que no se explica es que pasen tan pocas cosas, dentro de unos años nos llevaremos las manos a la cabeza ante el despropósito, desgraciadamente no serán pocos años me temo.
El desprecio por el conocimiento (se puede terminar la ESO sin saber la tabla de multiplicar ni distinguir un nombre de un verbo) y la falta de hábito de trabajo generan seres inmaduros, y en consecuencia, propensos a la violencia. Una persona madura no necesita agredir a un semejante para sentirse alguien.
La madurez, además, tiene que ver con la responsabilidad, y hoy los alumnos raramente tienen que responder. Si no aprenden, la culpa es del sistema, que no les motiva. Si son zafios y maleducados, es que están inadaptados. Si no estudian, algo les pasa, porque ya se sabe que los chicos tienen una inclinación natural hacia el trabajo, y a la vagancia se la conoce a menudo como "dificultades de aprendizaje". Hay una tendencia por parte de algunos educadores paternalistas a considerar los defectos como patologías, pero madurar significa reflexionar sobre los propios defectos, a fin de superarlos, y si los defectos se consideran patologías, se bloquea toda capacidad de mejorar.
Efectivamente, ahora todo son enfermedades que hay que curar con una terapia (a cual más descabellada: risoterapia, aromaterapia, musicoterapia...), todos estamos enfermos en el gulag sociata, no encajamos en el modelo de hombre que precisa su desquiciada utopía.
Si eliminamos la responsabilidad de los alumnos eliminamos su libertad, ¿está o no más pensado de lo que parece?
Hay un cuento de Gogol, intercalado en su novela Las almas muertas, que narra la historia de un profesor severo, que exigía un buen rendimiento, porque consideraba que estudiar es la obligación de los alumnos. Éstos le querían, porque un profesor exigente es el que valora a sus discípulos. El que se conforma con poco está tratándolos como si fueran idiotas, y nadie aprecia a quien lo trata como un idiota. Los alumnos se portaban bien. Ocupados en estudiar, tenían poco tiempo para hacer travesuras. Pero he aquí que este profesor se muere y llegan otros con ideas novedosas: lo importante no es el saber, sino el comportamiento (en la jerga actual, lo decisivo no son los contenidos). Y como el saber no era importante, dejaron de estudiar, y así tuvieron tiempo para hacer diabluras. En cuanto se empezó a despreciar el saber frente al comportamiento, no sólo decayó el saber, también decayó el comportamiento. Y de este cuento podemos sacar una segunda moraleja. Gogol murió en 1852, lo cual quiere decir que algunas de las sandeces pedagógicas que él satiriza, ya se decían hace mucho tiempo. Una idea no por parecer novedosa es buena, pero además puede suceder que ni siquiera sea novedosa.
Es en el siglo XIX donde cristaliza la ideología que nos mangonea: Marx, Engels y demás benefactores de la humanidad en provecho propio.
Los resultados de la LOGSE no han sorprendido más que a los ingenuos, y la actual LOE no va a resolver absolutamente nada, por mucho que se financie. Un error no deja de serlo por estar mejor financiado.
No hombre no, lo que hace falta es más pasta, más profesores que dejen de dar clase y más gente que vigile al profesorado y lo atormente. Más cerdos en la granja.
Los problemas de la violencia en las aulas y de la falta de autoridad de los profesores no tienen solución dentro de la legislación vigente. Urge pues una nueva ley de educación, consensuada por todas las fuerzas políticas, y elaborada con el asesoramiento de profesores (no de pedagogos ni sindicalistas) escogidos por su valía (no por su militancia política). Y esa ley habría de contemplar lo siguiente:
Amigo Moreno Castillo, es más difícil un acuerdo educativo entre PP y PSOE que arrancar un olivo con los brazos, por otra parte, ¿dice usted valía?, no están los tiempos como para que se escoja a la gente por su valía, no tiene usted edad para esas ingenuidades. Ojalá sus buenas intenciones cristalizaran, da candor leerlas.
1. La protección de los que sí quieran estudiar, proporcionándoles el ambiente de tranquilidad en el aula que necesitan para ello.
2. Escolarización obligatoria no significa enseñanza común hasta los 16 años. Mantener encerrados en los institutos a los chicos mayores de 12 que deseen prepararse laboralmente es hacerles entrar en el mercado de trabajo a los 16 como mano de obra barata. Aunque pueda parecer una edad demasiado temprana, un alumno que no quiera estudiar no sólo no va a estudiar, sino que también impedirá aprender a los demás. Muchos estudiantes potencialmente buenos se malogran por culpa de los boicoteadores. Así, por no dejar decidir a un muchacho sobre su futuro, se le deja decidir sobre el futuro de los demás.
Mucho se ha clamado contra la educación impuesta, Marchesi continúa defendiéndola como “conquista social”. Separar a los alumnos y enseñarles un oficio topa con los intereses de formación profesional (no quieren alumnos de menos de 16 años), ¿quién vuelve a separar a los profesores hoy día?, ¿bajo que criterio?, ¿estaríamos dispuestos a hacer exámenes a profesores para ello, jaja?, ¿no serían los “conectados políticamente” los que irían con el mejor alumnado?. Si separamos alumnos hay que separar profesores, ¿quién va con los que aprenden un oficio?, cualquier debate que no contemple esto carece de sentido
3. Valorar el saber y la excelencia. Bajar el nivel para no discriminar a los alumnos menos trabajadores frente a los más trabajadores es un acto de barbarie contra los segundos que en nada beneficia a los primeros. Despreciar el saber crea una juventud más ociosa y más inculta, en consecuencia más inmadura y más violenta.
Dudo de que ese no fuera el objetivo de la LOGSE. Como decía Julián Marías: la animadversión contra la excelencia es demasiado humana. Cualquier sistema que no intente modular esta natural tendencia humana es ineficaz.
4. Que se castiguen las faltas de disciplina, y se admita sin rodeos que quien manda en la clase es el profesor, igual que admitimos que quien manda en un avión es la tripulación, y que esto no significa ser fascista ni autoritario.
Bonito y clarificador ejemplo. Si el gobierno va a excarcelar a terroristas con delitos de sangre parece que la cosa no está para muchos castigos por indisciplina.
Cuando los hechos contradicen las ideas podemos negar los hechos o rectificar las ideas. Mientras los creadores de la reforma sigan negando los hechos, el desastre educativo irá en aumento. Ya va siendo hora de que rectifiquen sus ideas.
No rectifican no, hace años que es hora. En definitiva, enhorabuena por su afortunado artículo y por haber conseguido publicarlo en ese medio. Personalmente opinamos que estamos ante la moderna caída del imperio romano. Leyendo las experiencias docentes de San Agustín durante dicho periodo, sorprenden las similitudes con la situación actual. O se reacciona pronto o pasaremos mucho tiempo expiando los excesos de estos años, aún queda mucho trecho para tocar el suelo.
La izquierda nunca ha estado muy satisfecha con nosotros, los seres humanos realmente existentes; de ahí que permanezca en ella ese sempiterno empeño de crear un "hombre nuevo", es decir, convencido de la bondad de la doctrina socialista y, sobre todo, capaz de actuar como ésta espera de él. Eso es lo que subyace tras la asignatura de formación del espíritu nacional del PSOE, y hoy lo ha vuelto a recordar la ministra de Educación al asegurar que su existencia permitirá solucionar mágicamente y sin esfuerzo los problemas de acoso y agresiones en las aulas a profesores y alumnos, al impulsar la "cultura de la convivencia".
No, no se rían que es cierto. Y además es probable que piense que alguien se lo va a creer. La visión de que los seres humanos –bien conducidos por ellos, claro– pueden variar de naturaleza y abandonar el egoísmo y la estrechez de miras que impide que alcancemos la arcadia feliz es una fantasía poderosa, que no pocas veces acaba impresa en el BOE. Sin embargo, pensar que las personas respondemos a incentivos y restricciones y que poco hemos cambiado en lo esencial desde el Paleolítico –y seguramente menos lo haremos en el futuro– no resulta atractiva a quienes se ven en el muy satisfactorio papel de salvarnos de nosotros mismos.
Así que, en lugar de reformar la LOGSE bis para volver por la senda de la disciplina, el esfuerzo y la transmisión de conocimientos y cambiar las leyes penales para que los agresores se lo piensen dos veces, seguiremos en el País de Nunca Jamás de la progresía. Y cuando la "Educación para la Ciudadanía" se revele inútil para solucionar el problema, no tengan duda de que ya tendrán un culpable preparado para no tener que revisar sus creencias. Nosotros.
Editorial de Libertad Digital (23-XI-2006)
Poco que añadir, seguiremos en el mundo de las delirantes propuestas para mejorar la educación. Esto seguirá así hasta que no nos decidamos a arrancar la educación de la mano progre que la mangonea hace años, no hay otro camino. ¿A alguien se le ocurre alguna otra cosa?
Llevábamos días dándole vueltas al asunto, ingenuos de nosotros. ¿Dónde quieren llegar con esta apabullante campaña mediática sobre la violencia escolar?, ¿por qué está de moda?, ¿es porque de repente han aparecido todos los casos de golpe?, mucho nos tememos que no, sabemos que no.
Sospechamos que no lo tienen nada claro pero de momento crean un burócrata más en los institutos, otro más. Son la nueva panacea de la educación española, ponga un asesor de convivencia en su vida oiga. ¿Cómo nos se nos había ocurrido antes?, a la más mínima riña con su vecino o pareja: asesor de convivencia al canto. Como mola.
Si pegan a un alumno lo que hay que hacer es conciliar o negociar entre las partes la mejor solución, el profesor apaleado lo que precisa es de un burócrata semiliberado de dar clase que le haga ver que "algo habrá hecho mal", que "la culpa es de todos, no sólo del chaval". ¿No se supone que para mejorar la convivencia ya estaban los psicopedabobos?, no señor, otro liberado más es la solución para la violencia en las aulas. Qué tíos, son insaciables, no van a dejar piedra sobre piedra ni hueso en su sitio.
A este paso nos vamos a quedar cuatro dando clase, eso sí, muy muy pero que muy asesorados.
Ruido: Sonido inarticulado y confuso más o menos fuerte en DRAE
Además en Semiología se denomina Ruido a cualquier situación que perturbe la comunicación haciéndola inviable. Quizá no sea necesario ponderar las excelencias del silencio en muchas actividades humanas que requieren un mínimo de concentración. En algunas de ellas como en el trabajo intelectual, el silencio es crucial, consustancial, conditio sine qua non. Pues bien, el silencio ha sido borrado de la faz de los lugares de enseñanza en España.No hay silencio nunca, nunca. No es necesario ahondar más en el asunto, ¿no? No hay silencio ergo.......
Una de las manera más eficaces de terminar con el excelente sistema educativo español de los años 60, 70 y casi 80 fue eliminar cualquier rastro de disciplina en las aulas. Las consecuencias hace tiempo que se notan pero es que ya no se pueden disimular y cada vez desbordarán más las puertas del instituto para afectar a la calle.
Sólo hay una salida y es que vuelva la disciplina a las aulas. Se ha de perseguir a alumnado infractor y sobre todo responsabilizar a sus padres en caso de que sean menores. Hasta que no se entienda no habrá solución.
Mientras nos damos cuenta podremos seguir viendo el panorama actual. Ni siquiera han hecho falta 24 horas desde la agresión al profesor para que desde los medios de comunicación se empezara a justificar la acción: "esto ha pasado toda la vida", "no dramaticemos"... Asqueroso también es el comportamiento de quienes desde la escuela concertada pretenden aprovechar la desgraciada situación para arremeter contra la escuela pública. Oigan ustedes, sabemos de sobra que la principal diferencia estriba en que, en una actitud muy poco democrática, no dejan salir a la luz sus no pocos problemas de disciplina. Por cierto, ¿cómo iban a solucionar la indisciplina si no existiera la pública?, es muy fácil poder invitar a salir de sus colegios al alumnado conflictivo, ¿dónde los manda la pública?. Vomitivo y cínico comportamiento.
Hoy todas las persona decentes han sido agredidas por un alumno, todos hemos sido agredidos por una madre enloquecida, todos somos una alumna con la pierna rota por tres sitios.
En la clasificación tradicional de los alumnos en el aula, el alumno aplicado siempre se ha tenido por aquel que preguntaba más en clase debido a su mayor información y estudio de la materia a tratar.De este modo, es imposible preguntar nada sobre algo que se ignora. Es necesario invertir muchas horas de estudio para que aparezcan dudas y lagunas sobre cualquier tema. Pues bien, ese recurso utilizado 'in extremis' por los alumnos aplicados para ahondar en su conocimiento de la materia ha tocado territorio 'progre', señores, y , como todo lo que encalla en ese puerto se vacía de contenido y se pervierte; veamos uno de estos alumnos que dicen haber perdido la inhibición para asaetear al profesor a 'preguntas' de este tenor:
"Profe, ¿qué día es?" "Profe ¿qué hora es?" "Profe, ¿cuánto queda para salir?" "Profe ¿hay que copiar lo que está en la pizarra?" "Profe, profe, profe............y así multiplicado por 30 en cada aula.
Los niños de hoy en día son duchos en utilizar el recurso de la pregunta-manipulación para desfondar y atosigar al profesor. Las preguntas escolares han dejado de ser indagaciones sobre la materia de estudio. Son formas de dominar psicológicamente a quién se tiene en frente. La progresía ha conseguido muy bien que los niños ( rousseaunianamente buenos en su pensamiento de Alicia) tiranicen a diestro y siniestro con armas muy diversas.
Cuentan en las noticias de las 3 que un grupo de menores senegaleses llegado en cayuco a canarias se ha fugado del centro de menores, aunque al poco tiempo han vuelto como buenos chicos. ¿El motivo?, querían trabajar y ganar dinero, a eso han venido a España. Sin embargo, no se les permite porque nuestra legislación viene a decir que tienen que estar "formádose" hasta los 18 años y no trabajando. En esto se ha convertido nuestro sistema educativo: aminora las ganas de trabajar de la gente, como se descuiden estos senegaleses les impondrán la más genuina ímpronta de la ESO y se echarán a perder como los españoles.
Eso se nota mucho con alumnos rusos, moldavos, lituanos y de demás países del este de Europa. Llegan con muy buenos hábitos de estudio y con un nivel sorprendente. Ni que decir tiene que, como media, su comportamiento es excelente, pero ay, en pocos meses ya se han contagiado. Se avergüenzan de saber, se portan igual de mal que sus compañeros y, por supuesto, todo se convierte en excusas para no hacer nada. Hay que reconocer que el sistema es extraordinariamente eficaz y rápido.
Oriana Fallaci era, en mi opinión, la escritora contemporánea más influyente del mundo; si aún no lo es, probablemente lo será. Quiero pensar que es así, quiero pensar que occidente no se avergüenza de sí mismo.
Me refiero a los chavales de la ESO, carne de nuestro sistema educativo. Te despachan en la panadería, en la barra de los bares, en el Corte Inglés, en los supermercados, a veces hasta en los talleres de coches... (qué miedo). ¿No los han visto?, juas, seguro que sí.
A unos extraterrestres con apariencia humana de la una serie de la tele se les distinguía porque no podían mover el meñique. La ESO lleva años en la calle y les adjunto una serie de pautas que les permitirá distinguirlos con comodidad:
- Tienen todos menos de treinta años aún.
- Si les atienden en cualquier comercio sentirán la suave pero nítida sensación de que les están molestando por querer comprar allí. Aunque sólo pretendan que les cobren, molestan y se lo harán notar con no mucha sutileza.
- Cualquier sencilla operación de suma se convertirá en una pequeña odisea, aunque tengan calculadora u ordenador (mira que se repite la mentira esa de que la gente joven es muy hábil con las máquinas, les garantizo que no es cierto). Si la suma es de 4 o 5 cifras necesitará repetirla tres o cuatro veces para asegurarse.
- Por supuesto, no tienen ni repajolera idea de inglés, ni pronuncian, ni entienden.
- Son inútiles de mérito. Como a usted se le ocurra preguntar algo que ligeramente se sale de lo habitual reaccionará con agresividad e incluso insolencia, lo notará.
- Pero sobre todo, sobre todo, son tremendamente vagos. Intentarán que parte de su trabajo la haga el cliente, al menos intentarán no hacerla ellos de ninguna manera.
- Si es usted muy observador podrá incluso distinguirlos fijándose sólamente en su mirada chula, chulería de la nada. Son tan chulos que no chulean de nada en concreto, chulos en sí mismos.
En líneas generales, salvo honrosísimas excepciones, ¡que las hay!, buena parte de los chicos E.S.O.s le harán más dura cualquier tarea comercial a la que se enfrente, están por todas partes, cobrando en el super o repartiendo a domicilio.
Lo más grave es pensar que la mayoría no trabajarán hasta bien pasados los 25-30 años, aún nos queda mucho por ver y por aprender.
Esperamos que hayan disfrutado del verano, también nosotros ya estamos aquíiiiiii, dispuestos a contarles todas esas cosas que pasan en los divertidísimos IES españoles.
La media de aprobados ha descendido de manera muy poco significativa este año, se sigue rondando el 90%. La pregunta es: ¿existe una clara diferencia entre los resultados de los I.E.S. públicos y los privados o concertados?, mi respuesta es claramente que no.
La selectividad sigue siendo una prueba objetiva y totalmente anónima, no hay manera posible de que el examinador sepa de dónde procede el examen, ni siquiera sabe el sexo del examinado. Así debe ser, evidentemente. Estas pruebas son corregidas por profesores funcionarios a los que le son asignados unos 100-150 exámenes de su especialidad.
Pues bien, en la mayoría de los IES públicos el porcentaje de aprobados es elevadísimo, si bien es cierto que no todos los alumnos aprueban en junio como para poder examinarse del selectivo. Sin embargo, son frecuentes los insitutos privados o concertados de diversas índole que se estrellan con esta prueba. No diré nombres pero un prestigiosísimo y carísimo centro cercano a mi casa ha enviado 22 alumnos con el escandaloso resultado de 4 aprobados, evidentemente a esto no se le dará la más mínima publicidad. No nos engañemos, quien paga manda salvo en la selectividad donde sólo mandan los conocimientos.
El nivel de la enseñanza ha bajado mucho, pero no sólo en la pública. Esto no se dirá nunca lo suficiente. No quiero desprestigiar a nadie sólo exponer una realidad: en los IES españoles no se da una peor enseñanza, en términos generales, que en los privados o concertados. Sigo sin conocer un sistema más equitativo y justo que el actual para evitar discriminaciones económicas en la educación. Espero que no nos lo terminemos de cargar.
Seguramente se me pueda tachar de optimista pero creo que algo se está moviendo, por fin, en la educación española. Con gran agrado he descubierto entre la sección de opinión de Libertad Digital a Álvaro Vermoet Hidalgo. Nunca había oido hablar de él y tan sólo sé, a día de hoy, que es consejero del Consejo escolar de la comunidad de Madrid.
Tiene ya publicados cuatro artículos dedicados a la educación. Conoce perfectamente el panorama actual así como la ideología que subyace en la mente de nuestros pedabobos, lo cual resulta imprescindible. Espero que siga escribiendo mucho tiempo, lo hace francamente bien.
Es más que evidente, cuando se sale de la mentira oficial todos opinamos sorprendentemente parecido. Bienvenida sea otra voz más, y ya van unas cuantas, sobre todo cuando es de gran calidad y publicada en un medio de tantísimo alcance. No os lo perdáis.
En las dos décadas que van de los 70 a los 90 en Cataluña se da una situación «insólita»: los Institutos de Bachillerato llegan a competir, en calidad y en cantidad, con los centros privados. No solamente la escolarización se reparte de forma más o menos equitativa, sino que la presencia en las universidades catalanas de alumnos procedentes de ambas redes tiende a igualarse. Desde los barrios humildes de Barcelona y desde el cinturón industrial los Institutos de Bachillerato contribuyen a la «masificación» de la Universidad, llevando a la misma muchos hijos de trabajadores (castellanoparlantes la mayoría). Pero esta «insólita» situación no podía durar.
Y llegó «el cambio»
El año 1982 el Partido Socialista Obrero Español ganó las elecciones por mayoría absoluta. Para muchos ingenuos el gobierno «socialista» iba a ser la mejor garantía para la buena salud de la enseñanza pública española. La primera ley orgánica promulgada por este gobierno que afectaba a la enseñanza fue la Ley Orgánica del Derecho a la Educación (LODE). La mencionada ley provoco en un principio la oposición de la derecha religiosa y los sectores vinculados a la enseñanza privada, pero pronto cambiaron de opinión. La Iglesia no tardó en aceptarlo, y el nacionalismo catalán (y vasco) apoyaron políticamente el proyecto. Los dirigentes de CiU (ERC permaneció al margen del debate) se dieron cuenta en seguida que esta ley abría las puertas a la generalización de los conciertos educativos, es decir, poder mantener «sus» centros privados con fondos públicos.
Cuando el gobierno de Felipe González, de mano de su ministro José Maria Maravall, puso en marcha la segunda parte de su «Reforma», la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE), el apoyo del nacionalismo catalán no fue solamente entusiasta, sino activo. Muchas de las ideas de la LOGSE tenían denominación de origen catalana, a través de personajes como el psicopedagogo Cesar Coll o la catedrática de latín y política nacionalista Carmen Laura Gil i Miró, que fue la última consejera de Educación de CiU antes de la victoria electoral del «tripartito».
El modelo educativo que se desprendía de la LODE y la LOGSE estaba hecho a medida para los proyectos sociopolíticos del nacionalismo catalán: aseguraba la financiación pública de los centros privados (laicos y religiosos), donde la burguesía catalana educaba a sus hijos, y donde se han formado todos los dirigentes políticos catalanes. Daba a la Generalidad amplia autonomía para gestionar los centros catalanes; a partir de aquí se podían poner en marcha políticas de inmersión lingüística, y también rocambolescas «experiencias docentes» (desastrosas) como los «créditos» trimestrales, de infausto recuerdo, naturalmente solo en los centros públicos.
Pero lo fundamental para el proyecto sociopolítico del nacionalismo catalán, digámoslo claramente, era la consolidación de una doble red de centros educativos. Una red privada concertada de centros laicos (para el sector «progre» de la burguesía) y religiosos (para el sector más conservador de la misma) y una red de institutos públicos que al tener que escolarizar obligatoriamente a todos los jóvenes hasta los 16 años se degradaba a servicio social, a guardería, a reformatorio, en definitiva, a contenedor social donde «gestionar» la marginalidad, la delincuencia juvenil o los problemas derivados de la inmigración creciente. Todo ello envuelto en una «cháchara» progresista y «políticamente correcta» que neutralizaba cualquier crítica.
José Alsina Calvés. IES Galileo Galilei. Barcelona Publicado en la revista ANPE. Mayo 2006
Volvemos a traer un fragmento de un artículo del profesor Alsina, probablemente no será el último. Resulta sorprendente la cantidad de personas que han ido viendo venir el avieso proceso y que no se han cansado de decirlo. Habrá que seguir insistiendo porque es más que evidente que este sistema sólo gusta a unos pocos. ¿Realmente benefició al conjunto del país que se desmantelara la excelente red de institutos de bachillerato que existía en los años 80?
Vía docencia.es tengo noticia del excelente blog panfleto antipedagógico. Su autor, Don Ricardo Moreno Castillo ejerce en el instituto Gregorio Marañón de Madrid y también es profesor asociado en la Facultad de Matemáticas de la Universidad Complutense. Ha publicado en la editorial Leqtor su libro de mismo título que leeremos en cuanto nos sea posible.
Para ir haciendo boca os recomiendo visitar su recién estrenado blog. No se cansa de decir que el rey pedabobo está desnudo y desgrana con precisión cada uno de los mitos con que se nos ha aburrido hasta los límites de la decencia: el mito de la educación sin memoria, el mito del profesor amigo, el mito de aprender jugando... Es difícil no estar de acuerdo con Don Ricardo, resulta tremendamente gratificante ver como cada día son más los profesores que se atreven a no ceder al pensamiento débil imperante en los institutos.
Gracias Don Ricardo, nos alegramos enormemente de su valentía y clarividencia, le deseamos lo mejor. Ojalá terminen calando sus gloriosas verdades del barquero, el alumnado lo agradecerá y por ende todos los ciudadanos.
Conocida es la montaña rusa legal en que nos han subido a los profesores en los últimos años. Todo tipo de circulares, decretos y dos leyes orgánicas en menos de 4 años han provocado que se haga y rehaga la organización en los institutos españoles. Ha sido difícil seguir la pista a la legalidad vigente cuando ha sido necesario aclarar un conflicto entre dos posturas, hoy con el retraso de la entrada en vigor de la LOE surgen aún más dudas de cara al próximo curso, supongo que se irán resolviendo. Este marasmo desorienta a profesorado y directivas, imposibilita cualquier tipo de planificación y fomenta que no se tome en serio la enseñanza. Pero no es sobre este asunto -por ya sabido- sobre lo que quiero incidir.
Ante este caos cada vez hay más casos en los que se producen claras vulneraciones de la legalidad vigente. Al no estar nada claro en que punto nos encontramos aparecen voluntariosos experimentadores docentes con todo tipo de ideas pedagógicas a cual más demencial. Sabido es que si al poder no se le limita de alguna forma, en este caso con el hecho de atenerse a la ley, este degenera de manera disparatada en el mejor de los casos.
Estamos solo al principio. Si esto sigue así, a la deriva autonómica que ha ido diferenciando los IES se le puede unir la divergencia que produce la excesiva creatividad y arbitrariedad de los pedagogos de turno en cada instituto.
Prefiero una mala ley a ninguna ley, por supuesto. Ojalá todo esto termine pronto y tengamos algo a lo que agarrarnos, sin duda será lo mejor para todos.
Ante la lamentable situación de su hijo un padre termina diciendo a su profesor:
Tenga usted en cuenta que llevar a un chico por el buen camino en estos tiempos es muy difícil. No sé si estoy yo loco, pero me siento muy solo, nadie piensa como yo, quizá sea yo el que está equivocado.
Que va, en absoluto, no está usted loco. ¿Qué se puede decir a un padre que sintetiza en pocas palabras toda la desesperada verdad de miles de padres españoles?, ¿qué decirle a una madre que pide ayuda porque su hija de 15 años la tiene absolutamente tiranizada? Ah claro, hablaré con el mediador para que intervenga.
Es increible ver como padres trabajadores se dejan la piel cada día mientras sus hijos adolescentes muestran la más absoluta de las desidias en un ambiente de hiperprotección que los convierte durante unos años en los reyes del mambo. ¡Qué contraste más brutal!
La primera y casi única intención del legislador socialista es paralizar la ley de calidad de los gobernantes anteriores.
La LOE refrenda y amplia la anterior LOGSE, tampoco demasiado porque en general gusta tal como está, no nos engañemos.
Ya que estaban puestos han decidido evitar que la escuela pública sea el sumidero de todo el alumnado inmigrante o marginal y pretende obligar a la escuela concertada (sotenida con fondos públicos) a aceptar, evitando las triquiñuelas existentes, a un alumnado no seleccionado como hace la pública.
La asignatura de educación para la ciudadanía será impartida por los profesores existentes y adoctrinarán o no según cada caso, de la misma manera que ya hoy vienen haciendo, poca cosa.
Rescato este acertado análisis de Alicia Delibes publicado hace ya algunos años. En él se realiza un repaso al panorama educativo español con conclusiones, evidentemente, no muy esperanzadoras. Al final plantea una pregunta que me parece de enorme interés, crucial, la nuez del asunto si es que se pudiera sintetizar en una sola esencia la cuestión:
La escuela pública ha quedado convertida en una escuela de beneficencia, carísima para la sociedad e ingobernable por las autoridades educativas. Todas las decisiones que sobre ella se tomen deben ser sometidas al consenso de un gran número de liberados sindicales que tienen cada vez menos la representación del cuerpo docente y cuyas reivindicaciones están bastante lejos de ser pedagógicas.
Estando así las cosas, la cuestión estriba en qué será lo mejor para la sociedad: luchar contra viento y marea para erradicar ciertos principios dogmáticos de nuestra pedagogía que hacen irresoluble la situación o dejar que la enseñanza pública se deslice por la inclinada pendiente que lleva a su desaparición. Se ha llegado a identificar preocupación por la educación con aumento del presupuesto.
Estoy muy de acuerdo con lo que dice la señora Delibes, salvo en que no hay dos opciones, sólo hay una. No queda más remedio que errradicar los principios dogmáticos de nuestra pedagogía. Si no es así, del problema no se librará ni la escuela privada y todas: pública, concertada y privada se verán implicadas, la intención intervencionista de la LOE no deja lugar a dudas.
No es un asunto en el que se puedan inhibir ni los más liberales. La educación pública, mientras exista y no parece que vaya a desaparecer mañana, es demasiado importante para dejarla en las manos de los burócratas que la mangonean desde hace casi 20 años. Mientras esto no se entienda hay poco que hacer, seguirán aprovechando nuestra inhibición y su tufillo ideológico impregnará hasta el último aula de la escuela privada. Es un error pensar que sólo afecta a la escuela pública, es EL ERROR.
Benedicto XVI da en el clavo con su encíclica Deus caritas est. La falta de amor es uno de los principales problemas de los adolescentes, ellos más que nadie son sensibles a la escasa atención y cariño y no me cabe duda de que llegan a clase con muy poco amor. Sus padres no les quieren y entre los mismos alumnos reina el trato más despectivo imaginable. Están en guerra constante y de poco sirve cambiar la dinámica, al día siguiente volverán igual. Los chavales precisan de tiempo al margen de la vida académica, pero en cuanto hay unos días sin clase las madres claman en contra de las vacaciones del profesorado, ¿tanto duro es tener a tu propio hijo contigo?, ¿piensan que no perciben que son una molestia?, pobres críos.
Además ahora se quedan sin padres, tan sólo una aséptica y administrativa figura de progenitor A y B. No nos preocupemos, el papel de los padres lo jugará el gobierno con mucho amor.
El software libre de la comunidad valenciana pensado para colegios e institutos Lliurex, no parece estar maduro y ya se empieza a escuchar el término vaporware. Como siempre, se dice que la culpa es del profesorado pero lo cierto es que la mayoría ni siquiera sabe que existe. Quizá más adelante termine cuajando como el Linex extremeño, pero de momento se utiliza el XP sin demasiados problemas.
¿Sería muy descabellado pedir que se unificará el software libre de las diferentes taifas, digo, comunidades autónomas?
En los años 80, con el advenimiento del socialismo a la administración educativa española se suprimieron las tarimas que había en las aulas. En el más puro movimiento revolucionario de "a las barricadas!", las pobres tarimas se cargaron con todos los sambenitos posibles: las tarimas eran fascistas, reaccionarias, franquistas y de derechas según la pedagogía socio-comunista dominante.
A partir de ese momento, profesores y alumnos están al mismo nivel físicamente en el aula como símbolo de que, según la mencionada pedagogía totalitaria, el hecho de que el profesor esté a otro nivel es un atentado discriminatorio intolerable a los derechos del alumno. Obviamente, si el profesor y el alumno saben lo mismo y están al mismo nivel, es imposible que el uno pueda educar al otro amén de la utilidad de dicho mueble escolar ( la tarima) para tener una idea clara en todo momento del desarrollo de la clase, de quien se entera y quien no, de qué hace cada cual etc.
Pues bien , una vez roto dicho equilibrio del cual la tarima constituía el símbolo, asistimos hoy día a otra realidad muy distinta, no hay tarima, no hay autoridad (ésta está contestada desde muchos ámbitos) ergo los alumnos entienden que ellos mandan, ellos gritan o tratan con displicencia, ellos deciden si le dan bofetadas a otro para grabarlas en el móvil en la moda del happy slapping..........
La función del profesor ya no tiene el predicamento social deseable en una sociedad sana con aspiraciones de superación colectiva. No existe respeto alguno por su figura académica y ello lo ha convertido en un guardero (los colegios e I.E.S son guarderías, no lugares de instrucción) criticado y denostado durante todo el año salvo en tres ocasiones: Navidad, Semana Santa y Junio. Cuando se emite el boletín de notas (siempre que este sea positivo, claro) el profesor de repente adquiere el valor de un juez emisor de un dictamen infalible (siempre que este sea positivo, insisto ya que en caso contrario el profesor puede tener que aguantar admoniciones como " tú a mí no me estropeas las vacaciones suspendiendo a mi hijo").
Señores padres, ¿en qué quedamos?.¿El profesor es un guardero deleznable o una autoridad justa ? ¿No será que esta su esquizofrenia parte de los desgraciadamente rampantes principios instrumentales de nuestra sociedad en que se es bueno o malo en función siempre de intereses personales volubles y cambiantes y no de una ley moral universal que sabe mucho de bien y de mal, de valor y virtud ajena a caprichos individuales?
Dentro del contexto del igualitarismo enfermizo (es obvio que los humanos no son iguales entre sí) que nos rodea hace ya muchos años, los profesores sufren en sus carnes una lacerante envidia a su profesión. Se envidian, no el esfuerzo y el trabajo que cuesta llegar a ser profesor y luego ejercer la profesión sino, como siempre, los resultados de dicho esfuerzo que aparecen como injustos a los ojos de los envidiosos. Para muchas personas, resulta más fácil murmurar que empeñarse en un esfuerzo que conduzca a una meta (con el riesgo de fracaso que ello conlleva).
Desde hace muchos años, la sociedad representada por los padres de familia y otros de sus muchos representantes ha afilado sus lenguas vituperando a los dignos responsables de la educación académica de sus hijos. La raíz de todos estos vituperios está en uno de los mayores males morales del ser humano, el pecado capital más repugnante: LA ENVIDIA; definida por el DRAE como tristeza o pesar del bien ajeno. Es decir, no sólo no alegrarse del bien ajeno o, al menos, permanecer indiferente ante ello, sino entrar en el terreno viscoso de tener pesar por el bien del vecino, como paso previo para actuar en su contra. Siempre me ha parecido sorprendente la inquina que muchos padres guardan a quienes se encargan de la alfabetización de sus hijos.
" Creer que se puede extraer utilidad del mal moral es una ingenuidad histórica. Una apuesta por el mal moral tanto a nivel personal como social acaba en drama cuando no en tragedia" Monseñor Rouco Varela, Cardenal Arzobispo de Madrid.
"La ideología que anima a la LOGSE-LOE es utópica, ucrónica y fundamentalista. Es utópica y ucrónica porque se sitúa fuera del espacio y del tiempo, es decir fuera de la realidad. Cuando uno escucha o lee discursos logsianos tiene la sensación de trasladarse a una realidad virtual, a un universo paralelo donde rigen unas leye diferentes del mundo real: le hablan de alumnos que no son reales , de institutos que no son reales, de profesores que no son reales.
Pero además la ideología de la LOGSE.LOE es fundamentalista. Se afirma con el dogmatismo de la verdad revelada, impermeable a cualquier crítica. No se ha constuido inductivamente a través de la obsrvación de la realidad, ni hipotética-decductivamente, con conjeturas constrastadas con hechos. Se ha afirmado por una especie de revelación laica que ha iluminado a unos cuantos psicopedagogos escogidos que inmediatamente han empezado a predicar la buena nueva.
Como todo discurso fundamentalista tiene ribetes ético-morales: no solamente es la VERDAD, también es el BIEN. Cualquier oposcición es moralmente condenable, cualquier resistencia, cualquier crítica, son punibles. El discurso LOGSE-LOE se incorpora, con todos los derechos, al discurso "políticamente correcto", a lo que HAY que pensar, a lo que hay que decir, a lo que HAY que creer, a lo que no se puede discutir so pena de caer en el delito de opinión.
¿Cuáles son los puntales fundamentales de esta ideología? Intentaremos resumirlos: 1. El buenismo. El ser humano es bueno por naturaleza, pero la "sociedad" lo pervierte. Como consecuencia lógica los alumnos son mejores que los profesores, pues están más próximos al "buen salvaje". Cualquier conducta (de los alumnos) tiene explicación y por tanto justificación. Los castigos no sirven para nada.
2. El ludismo. La enseñanza ha de ser divertida. Los profesores tienen que "motivar". Al instituto no se va a estudiar, sino a "realizar actividades", divertidas, por supuesto. El esfuerzo y la voluntad son conceptos "reaccionarios".
3. El psicologismo y el paidocentrismo. El niño -adolescente se coloca en el centro del proceso educativo. Lo que importa no es que aprenda cosas, sino su desarrollo personal y emotivo. Se valora la actitud, y los "avances" respecto a la posición de partida ("progresa adecuadamente"). Las valoraciones deben "personalizarse" y los criterios que valen para uno pueden no valer para otro ("atención a la diversidad").
4. El igualitarismo de llegada. No es la igualdad de oportunidades, que sería el igualitarismo de partida, sino la igualación, por abajo naturalmente. Reconocer la valía, o el esfuerzo, es discriminar a los tontos y a los vagos. La dorada mediocridad es el ideal. Surgen los neologismos políticamente correctos para no crear traumas: alumnos conductuales, alumnos de aprendizajes retardado...
5. El economicismo: La jerga económica invade el lenguaje docente. Las asignaturas son créditos. Los alumnos se convierten en clientes de la educación. Se habla de oferta y demanda de asignaturas, de plazas escolares, de profesores."
José Alsina Calvés. IES Galileo Galilei. Barcelona Publicado en la revista ANPE. Febrero 2006
Dada la calidad y la capacidad de síntesis que el profesor Alsina demuestra en este artículo no hemos podido resistirnos a publicar este fragmento. No podemos más que mostrar nuestra admiración por la hábil disección que mejora nuestra comprensión de los institutos españoles. Gracias.
Los profesores se ven obligados a salir de su lugar de trabajo para echarse un cigarrito, como todo el mundo. Los alumnos tienen terminantemente prohibido salir del centro y además suelen ser menores.
Todos sabemos que el mono del tabaco es muy fuerte (una jornada escolar media es de 7 horas) por lo que se esconden por el patio para fumar. Por supuesto, esto también es reponsabilidad del profesor y se pretende que juguemos al ratón y al gato con ellos, otra excusa más para acosar a los docentes. ¿Cuándo van a aprender que no somos vigilantes ni responsables de los actos de un tercero?, por cierto, ¿quién vende tabaco a los menores?
Las empresas tabaqueras ponen todo su empeño en captar nuevos clientes mediante la reducción de precios, entre otras medidas, el éxito que obtienen es espectacular. Cada día fuman más y empiezan antes, aunque se empeñen en hacernos ver lo contrario. Pregunten, pregunten.
Se le ha dado al tabaco una importancia capital y esto ha añadido más tensión a los institutos. No hace falta estar muy familiarizado con al mentalidad adolescente como para comprender que se ha creado un problema, uno más. Jo, los institutos son de todo menos aburridos.
Esto, parece ser, es lo que José Antonio Marina nos propone en su Manifiesto Educativo. Señor Marina, en democracia la ley lo es todo, son unas normas del juego que nos damos para respetarlas y vivir en libertad. Prefiero la nefasta LOGSE a ninguna ley, sólo faltaba que no hubiera ninguna ley sino un grupo de gestores educativos que marquen las pautas a todos los profesores. De hecho eso ya se produce, los institutos están dominados por burócratas socialistas gobierne quien gobierne. La única esperanza que nos queda es cumplir la ley, aunque sea mala, para podernos escapar de las arbitrariedades de estos burócratas borrachos de poder.
La Ley ha sido lo único a lo que nos hemos podido agarrar cada vez que se ha intentado experimentar con el alumnado, sí como lo oyen, los institutos son suyos y no tienen ni siquiera el pudor de ocultarlo, no es extraño oirles decir cosas como: "tenemos derecho a ver el resultado de nuestro experimento", sí, el experimento es con nuestros hijos, sí, pone los pelos de punta.
Nos lo veníamos maliciando, querríamos equivocarnos pero parece que no, tal es el grado de control en los institutos que hasta sus propias leyes se han convertido en un estorbo y empiezan a moverse para barrerlo. No se pueder ser más soviético.
En el diario El Mundo de hoy escribe José Antonio Marina, nos dice que la educación es un problema complejo que no admite soluciones simples. Lo simple es que este señor desertó de la tiza para colocarnos el mismo rollo progre con lenguaje infumable que llevamos décadas oyendo. Anda ya.
"Va a entrar en un astillero intelectual, donce encontrará noticias de barcos que ya surcan los mares, de otros que están en construcción, y de algunos que tal vez no sean más que las cálidas esperanzas de un megalómano"
Efectivamente, astillero (ole a la soviética comparación, si es astillero no es intelectual). Usted quizá sea el personaje de Animal Farm que sale del astillero para dirigir a los demás ignorantes que no saben el camino. Efectivamente, quizá megalómano, quizá con aspiraciones de Napoleón o Snowball.
Su Movilización Educativa nos va a dar para mucho, pero ya le adelantamos una cosa, hay una solución muy simple para la educación española, consiste en quitar el poder a los progres en los colegios e institutos, bastante simple ¿verdad?. Está claro que usted no comparte esto pero nosotros estams hartos de su contemporización interesada.
Los adolescentes que crea este sistema educativo son inmortales en el sentido de que sus actos no tienen nunca consecuencias.
No estudian pero aprueban, algunos delinquen pero la ley del menor los mima, no van a clase y la LOE lo legaliza. Para expulsar a un alumno de un instituto, temporalmente por supuesto, debido a su indisciplina (cómo será la cosa) hay que rellenar una media de 16 documentos durante un periodo no inferior a un mes. Prácticamente nada de lo que haga tendrá consecuencias más allá de un regañina que ya no oye. Cuídense de tener un problema con un inmortal, sin duda lo lamentarían.
Evidentemente esta situación irreal no puede prolongarse indefinidamente. Sólo funciona su inmortalidad durante la etapa de escolarización obligatoria más un periodo variable en función de la estupidez familiar (normalmente hasta los 30 años). Después empieza la vida, no es extraño que muchos no quieran dejar nunca de estudiar, se trata de una agonía por prolongar su inmortalidad.
Una persona no es libre cuando se deja llevar por los instintos básicos del ser humano: poder, sexo (como forma de poder), dinero y placer. Los adolescentes han captado el mensaje: no hay cortapisas de ningun tipo para dejarse llevar por la holgazanería y el espíritu chulesco. De hecho, están potenciados. No reconocen ninguna autoridad, ni sus padres ni mucho menos los profesores, y estan acostumbrados a conseguir todo siempre. Obviamente un profesor no va a ponerse delante de 30 todos de lidia y dejarse embestir por los mismos. Simplemente da capotazos.
Nunca nadie les ha dicho no a nada, sólo la vida se lo dirá casi en los treinta años, troppo tardi. Lo que no aprendió Juanito, dificilmente lo aprenderá Juan (proverbio alemán).
Viven en una realidad paralela, mentirosa, en que nadie dice la verdad porque es incómoda. Siempre lo ha sido. Es más fácil dejarse llevar por la molicie, la mentira y la supuesta irresponsabilidad en que todo brota del cielo.
La dictadura silenciosa está conseguida, no hay seres libres, sólo espíritus chulescos y exaltados desde la infancia, prontos a coger un fusil y seguir a quien sea con tal de canalizar su violencia estimulada desde la infancia.
Dicen las noticias de las tres que una familia ha denunciado a la Administración educativa por no atender las necesidades educativas de su hijo superdotado. Vaya por delante que no conozco el caso, pero sí me ha traído a la cabeza algo que se ve con una frecuencia sorprendente y cada vez mayor en los institutos españoles.
No pretendo en absoluto frivolizar con las necesidades educativas que tiene una persona con altas capacidades intelectuales o superdotado. Dicho sea de paso, es cierto que la llamada atención a la diversidad del alumnado siempre se hace hacia los alumnos con menos capacidad, prácticamente nunca al revés. Esto no sorprenderá a los conocedores del sistema educativo o a los lectores de este blog: siempre se iguala por abajo, ¿cómo podría compatibilizarse eso con sacarle el mayor partido posible a una persona extraordinariamente inteligente?, pues malamente, y como eso genera demasiados “problemas conceptuales” al sistema se procura evitarlo al máximo. Ojalá fuera de otra forma.
Dicho esto, opino que la realidad es la siguiente. A las muchas coletillas como “niño hiperactivo”, “baja autoestima”, “persona disruptiva”, “se distrae pero es muy listo”, “es vago pero...”, “no se le sabe motivar”, “diamante en bruto” etc se ha añadido una más: “lo que pasa es que es superdotado”. Así nos encontramos con alumnos tremendamente conflictivos y con lamentables resultados académicos a los que un psicólogo bien pagado ha certificado un CI por las nubes. Como sigamos a este ritmo nos encontraremos con porcentajes de superdotación en los institutos cercanos al 30% o más.
Hagan la prueba, ¿conocen ustedes a alguna madre que afirme que su hijo de 3 años es superdotado?, seguro que sí. Por mi parte, hoy por hoy conozco casi igual número de padres que lo afirman que aquellos a los que no he oído mencionar nada al respecto.
La superdotación existe, claro está, pero estas modas no ayudan en absoluto a los alumnos que verdaderamente necesitarían de una atención específica.
Esta moda responde al deseo de todos los padres de España de que sus hijos sean Mozart. Esto se da de bruces con los hechos, el pensamiento progre intenta cambiar la realidad a su favor, no entender y aceptar. Es más, opino que esta moda esconde el deseo de salir de la lucha encarnizada que se produce entre los miembros de una sociedad a los que no se para de repetir tácitamente que son iguales en capacidad.
En cualquier caso, me gustaría equivocarme pero no creo que el sistema educativo vaya a hacer esfuerzos reales por mejorar la educación de los superdotados españoles. Como decía al principio esto origina un problema conceptual y ese sapo no se lo tragan.
Cuando yo era alumna, una pregunta como la antedicha significaba: a) que no habías estado atento b) que no eras capaz de entenderlo y por tanto no querías admitirlo en público, o c) que no habías estudiado la tarde anterior los conceptos previos para entender el presente.
Por ello, antes de formularla, el alumno cuidaba bien de hacer su parte para no hacer el ridículo. Hoy en día, un alumno espeta un "no lo entiendo" al profesor cade vez que : a) quiere trasladarle su remordimiento de conciencia por no hacer nada nunca. b) quiere reiterar que el único responsable de tal situación es el profesor.
En esta sociedad en que se ha instalado el falso dogma de que todos somos iguales en capacidad, el cincelador es siempre el culpable. A pesar de llevar oyéndolo años, sigue dejándome estupefacta que un alumno se jacte de su ignorancia y falta de entedimiento de modo arrogante e invectivo; en una charla de café un compañero decía : "En ese momento, dan siempre ganas de decirle: Bien, concedo que yo puedo ser un mal profesor pero tú, si no entiendes esto es que eres muy burro" (Esto último es anatema en la orwelliana enseñanza socialista actual, ahora si los niños no entienden es porque no hay un profesor en condiciones que se lo transmita bien.) El problema es que esto se lo creen y se lo creen durante muchos años de modo que llegan al mercado laboral y se sorprenden de su sueldo de menos de mil euros (mileuristas se autodenominan en muchos reportajes periodísticos). ¡Con las expectativas sobre sí mismos que han engordado durante tantos años en que nadie ha osado decirles no y han llegado a la universidad y tienen un inflado título en el bolsillo!
Curiosamente, hoy en día un "no lo entiendo" no es una demanda de ayuda, un humilde podría usted explicar me esto de nuevo o un reconocimiento de no haber estudiado los pasos previos sino un dardo emponzoñado y arrogante de estas nuevas generaciones ensalzadas hasta el paroxismo y carentes de autocrítica.
La era Kennedy y la corriente marxista que recorrió Europa en los años 60 cuyo mayor exponente fue el dañino mayo del 68 francés hizo crecer el espejismo de un mundo nuevo, ex nihilo y de un hombre-Dios que creaba todo en contra de una tradición ignorante y anticuada. Estos son sus hijos.
En los años 80 soplaron vientos de progresismo en la educación española hasta entonces regida por la ley de Villar Palasí de 1970. Hordas de P.N.Ns obtuvieron carta de funcionarios a base de huelgas en el 78 (no por su estudio, capacidad y dedicación), se eliminó el cuerpo de catedráticos de E.E.M.M porque los inspiradores de tales leyes sabían que no podían acceder a dicho cuerpo por méritos propios (lo que naturaleza no da....), se invadió el cuerpo de Inspectores de Educación a golpe de carné de partido (entonces PSOE), se soliviantó al alumnado y a los padres por parte de dichos flamantes inspectores a dedo en contra del profesorado por represor y carca(según ellos), se instauró el principio de que suspender es fascista, se llenaron las aulas de alumnos que no desean estar en ellas disfrazándolo de "conquista social" cuando lo único que han conseguido es estabular la energía y la ilusión de trabajo de generaciones enteras, se defendió hasta la saciedad el falso principio de "aprender divirtiéndose" (¡cuánto hacen algunos para disimular su vagancia!).
Hoy día, año 2006 las hordas de progres han culminado su invasión de la enseñanza, han aniquilado todo atisbo de educación en la misma, han quemado y echado sal a la tierra, hoy un puro erial, y por ello se dirigen a otros objetivos que colmen su vanidad y sus egos eternamente insatisfechos ( lo que la naturaleza no da...). Cuídense de los autollamados progres pacifistas y solidarios, siempre están en guerra.. Esta guerra ya la han ganado, ya señorean por todos los institutos de España pero éstos ya no son (precisamente por su ingreso) los Institutos de Segunda Enseñanza de Machado, G.Diego o Torrente Ballester ni ellos son ni serán tales figuras egregias aunque todos sus esfuerzos tácticos se dediquen a suplir su eterno complejo. ¡Si se dedicaran a cultivar sus virtudes en lugar de envidiar las ajenas! Pues bien, sus objetivos tácticos se han cumplido, la enseñanza española es suya, pero esto no les ha aliviado su eterno complejo de no ser catedráticos de enseñanza media de verdad, no de tapadillo. Su política de tierra quemada los impulsa a mayores cotas que los satisfagan (asesores, inspectores, consejeros de educación, delegados del gobierno, directores provinciales...etc) . Por enésima vez, lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo presta. Es un craso error pretender ser quien no se es, constituye un drama en la historia personal del individuo y una tragedia cuando se lleva socialmente a sus últimas consecuencias.
No pretendo ser asesor en un centro de profesores, ni inspector de educación, ni asesor de ningún político regional o nacional, ni formador de formadores, ni coordinador de ninguna cosa inventada, ni burócrata en la consejería, ni liberado en un sindicato, ni tan siquiera formar parte del equipo directivo de mi instituto.
Tampoco pretendo ser contertulio de la radio, ni escritor, ni periodista, ni siquiera busco que conozcan mi nombre. No es mi intención pasar a la historia, ni dejar una huella indeleble en parte alguna, es más, temo y recelo de tales pretensiones.
No quiero "huir del aula", ni "desertar de la tiza" a través de alguna de las mil maneras que nuestros afamados pedagogos socialistas han inventado.
Creo que se me entiende, mi trabajo es dar clase en un aula con alumnos de secundaria y eso precisamente es lo que que deseo seguir haciendo.
Buena parte del proceso de socialización de la enseñanza tiene como objetivo primordial al profesor, se pretende igualarlos tanto o más que a los alumnos.
Se han eliminado a los catedráticos de instituto y se ha convertido la eminencia académica en una mera rotación de jefes de departamento. Se eliminó una razonablemente establecida formación profesional para, entre otras cosas, poder igualar a su profesorado con los agregados de instituto que superaron una oposición mucho más dura. Se sacó a buena parte de los maestros de su ámbito natural (el colegio) para ubicarlos interesadamente en institutos de bachillerato, para ello hubo que desarticular la sólida red de colegios y asignar los últimos curso de la EGB a unos intitutos incapaces de acogerlos. La lista sería interminable pero se resume a que no importan los medios, sólo el fin, el fin último no es otro que igualar a todos los docentes, como no puede ser por arriba será por abajo y seremos todos maestros.
Se desalienta hasta el horror al docente para conseguir doblegarlo y se le llama "trabajador de la enseñanza", a la par que se rebajaba a todo el profesorado a la misma cosa se le divide en una legión de subgrupos: asesores, tutores, maestros, profesores de pedagogía terapeútica, pedagogogos, inspectores, jefes de departemento, interinos, en expectativa, etcétera que convierten en no pocas veces al espacio escolar en un ambiente de vigilancia desconfiada, envidiosa y fiscalizadora como Orwell nos describió esforzada y generosamente en su 1984.
Sin embargo, no lo han conseguido, no lo pueden conseguir. No pueden hacerlo porque es un objetivo viciado en origen: igualar a los hombres para paliar la envidia a la excelencia y la recompensa al trabajo castigando al hombre libre. No se puede hacer porque esta intención socializadora nace de lo más profundo del corazón y sólo serviría si socializara todos los corazones. A un hombre libre no se le puede socializar, en su corazón siempre albergará la semilla maravillosa de su amor por la libertad. No se paran de observar a aquellos que saben esto y lloran: han destruido la enseñanza pero uno de sus principales objetivos no lo han conseguido.
Les diría a todos los docentes socializadores de España que les han engañado, les han hecho infelices a cambio de nada. Todos somos seres únicos y divinos, responsables de nuestros actos y artífices de nuestros éxitos, luchen por ellos y déjennos a los demás hacerlo. Pido al nuevo año más corazones libres y menos socialización en la enseñanza.
Dedicado a todos los socialistas escolares. (Gracias Hayek)
Entrada de los alumnos en una clase normal, un día cualquiera:
“!Hace calor¡, ¡qué frío!, ¡no me gusta esto!, ¡no se ve el monitor!, ¡qué rollo!, ¿otra veeeeez?, esta película es muy vieja, no traje el libro, estoy cansado, ¿cuánto queda para el final de la clase?, es viernes profe, hoy no hacemos nada.”
Como puede verse, esto podría titularse: de los eternos quejumbrosos o sobre la nula resistencia a la frustración. Son auténticas máquinas de quejarse, ¿dónde han puesto los ojos?, los augurios de estos príncipes consiguetodo a través del chantaje moral son pésimos para ellos mismos. No son capaces de soportar una chinita en el zapato, ¡qué lástima!, les han engañado a ellos y a sus padres.
La verificación de notas se está convirtiendo es un noble arte que muchos profesores ejercen con pericia. ¿En qué consiste?, ya lo habrán adivinado ustedes, se trata de conocer si el alumno calificado estará de acuerdo con su nota. Sabemos que si esto no es así implicará todo tipo de improperios por parte de padres, alumnos y por extensión, de todo el mundo. Así, se observan auténticos artistas que son capaces de, con las más sibilinas técnicas de adivinación, intuir si el alumno aceptará de buen grado un suspenso, en el extraño caso de que el profesor se atreva a profanar el boletín de notas del ignaro.
Dirán ustedes, eso no tiene ningún misterio, muchos profesores aprueban a todo el mundo y se evitan las adivinaciones, falso. Necesitan igualmente adiestrarse en el noble arte de la verificación de notas porque un 7, cuando se espera un 8, será tomado como una afrenta personal, una negligencia imperdonable, una desatención al esfuerzo denodado del alumno.
Pero, como cualquier sistema de calificación tiene valor relativo con respecto a los compañeros, si todo el mundo aprueba es como si nadie aprobara. La experiencia parece corroborar esta disparatada teoría cuando se oye a alumnos preguntar: ¿entonces, quién suspende?
Cadena Ser. Programa de la ventana esta misma semana. Se entrevista a un empresario de actores de Papá Noel para esta Navidad: "(...) ¿entonces, les decís a los niños que sean buenos y eso..., les dais ideología, no?"
El entrevistado, ajeno a este sublenguaje sectario, no sabía de qué se le estaba hablando. Según la moral dominante, no está de moda ser bueno. Hacer el bien es una consigna de la ideología de represión del rico al pobre (para la secta progre todo es ideología, es decir propaganda, consigna, pensamiento único) o más aún, de la Iglesia carca y represora (según ellos).
Hacer el bien, ser bueno es una antigualla del pasado. Las clases están tomadas por los atrevidos, descarados y contestones. Se ridiculiza a los buenos estudiantes, a los niños angelicales se les atormenta a base de insultos, se admira lo diabólico y los malos hábitos. No puedo más que expresar mi consternación ante el hecho de considerar a la bondad como parte de una ideología, esa ideología "obstáculo para el crecimiento de las ideas" (Antonio Mingote) que hace mucho tiempo han dejado de florecer en los IES de España.
Cada día es más frecuente encontrar a chavales de 12 y 13 años que no saben la tabla de multiplicar, hagan la prueba y quizá se sorprendan. Afortunadamente, no es algo generalizado aunque tampoco escaso. Para los profesores de matemáticas esto es un duro problema que de alguna manera tienen que solucionar, el más mínimo sentido común dice que tienen que aprenderla antes de entrar en los misteriosos arcanos de la matemática. Ya existen profesores que comienzan el curso enseñando la tabla de multiplicar, a grandes males grandes remedios.
Luego dirán que son exageraciones pero realmente me limito a contar lo que veo.
Con la LOGSE se introdujo en los institutos un nuevo cargo: el orientador o psicopedagogo. Este falso profesor no da clase o da menos de 6 horas a la semana. Su situación es aberrante, fíjense, pertenecen al cuerpo de profesores de secundaria pero en muchas CCAA nunca dan clase. Justifican su trabajo con una montaña de burocracia que agobia al profesor que entra todos los días en el aula. Si hay un problema, culpan al profesor de carecer de estrategias adecuadas, explican a todo el profesorado cómo dar clase sin darla ellos mismos jamás. Tienen la osadía de dar indicaciones coercitivas a profesores experimentados, dedicados y vocacionales. Funcionan como topos de la Administración, controlada desde hace años por los mismos burócratas, independientemente de que gobierne PP ó PSOE. Usan una jerga indigerible y llena de admoniciones que atormenta al profesorado.
¿Cuándo van a entender que el instituto existe para la formación de los alumnos ?, ¿cuándo entenderán que un instituto no es el sitio para conseguir un puesto de trabajo chollo?. ¿Cuándo entenderán que cobran un sueldo por no dar clase?, bastante tienen con haber salido de las listas del INEM gracias a la LOGSE. ¿Cuándo dejarán en paz al profesorado?
Pero sobre todo, ¿CUÁNDO VAN A EMPEZAR A DAR CLASE a los alumnos que justifican la existencia del instituto?
Uno de los primeros caballos de batalla de la educación progre fue acabar con la clase magistral. ¿Qué es eso?, sencillamente la clase magistral es dar clase, es decir el profesor explica y los alumnos atienden y preguntan. Me he maliciado muchas veces que odian la clase magistral por dos motivos fundamentales: cuando eran estudiantes no la entendieron y, sobre todo, si un profesor no da clase ya no tiene absolutamente nada que hacer, es decir nadie puede aprender de sus explicaciones y llegamos a un paraiso socialista de igualdad en la ignorancia. Como no podemos ser iguales por arriba seámoslo por abajo.
Ya no se dan clases magistrales (ni de ningún otro tipo) ni en la primaria ni en la secundaria obligatoria, salvo honrosísimas excepciones, claro está. ¿Qué se hace entonces?, pues en el mejor de los casos se hacen ejercicios, fichas y cosas así. Pero claro, como no se ha dado clase previamente las actividades han de ser cada vez más sencillas porque si la dificultad excede la capacidad del alumno este se enfadará agriamente. La cosa irá bien si el alumno sabe rellenar la ficha y el profesor le felicita por ello.
No deja de ser sorprendente que a un colectivo profesional se le haya presionado para que no ejerza su trabajo: dar clase.
Inflación: Elevación del nivel general de los precios motivada habitualmente por el desajuste entre la demanda y la oferta, con depreciación monetaria. (D.R.A.E.)
En un sistema económico, la hiperinflación se deja ver rápidamente. El valor de la moneda se deprecia realmente aunque su nombre sea el mismo y se pueden comprar menos productos con el mismo billete.
En el sistema educativo actual existe el mismo problema pero con una diferencia, los efectos se notan a medio plazo cuando el estudiante se enfrenta a la vida con 25-30 años o incluso más tarde. Mientras tanto, padres y alumnos confían en las notas que los profesores emiten bajo presión, casi bajo tortura (padres y alumnos por egoísmo personal y la Administración por egoísmo estadístico y electoral). El problema es que los billetes de notas de hoy no compran los mismos productos que hace 20 años.
Todo el mundo sabe que son las clases medias y bajas las que de manera más terrorífica sufren con la inflación galopante.
Según las últimas estadísticas, los regalos de Reyes no los eligen los padres, como hace diez o veinte años, sino los propios niños. La violencia escolar aumenta, incluso grupos de adolescentes filman agresiones a compañeros. Se registran hasta cinco mil denuncias de malos tratos de hijos a padres. Todo encaja.
"De todas las ideas, las nociones generales relativas a Dios y a la naturaleza humana son las que más conviene sustraer a la acción individual, que gana más de lo que pierde reconociendo una autoridad" Alexis de Tocqueville, La Democracia en América.
Dos alumnas de 15 años se pelean salvajemente. Un profesor intenta detenerlas interponiéndose y clamando para que vuelva la calma. Hasta aquí casi nada hay de excepcional pero... sucede que el profesor está en todo momento con las manos arriba, como en las películas. ¿Por qué?, pues pueden ustedes imaginárselo, quiere que quede bien claro que no está tocando a ninguna de las dos. Finalmente la pelea se detuvo y el profesor se llevó una patada (no es de extrañar estando indefenso como estaba con las manos en alto).
Es así de lamentable, es real, un profesor ha de justificar previamente su inocencia incluso en un caso que requiere una intervención urgente. Si no interviene es acusado de negligencia, si interviene usando las manos puede ser acusado de otras muchas cosas; está dificililla la cosa, ¿eh?
En las noticias de las 3 decían que una profesora ha sido agredida por su alumno de 10 años. Parece ser que le recriminó su comportamiento e intentaba persuadirle de ir al despacho del director agarrándole del brazo.
A mi juicio cometió dos errores graves: agarrarle del brazo y, sobre todo, contradecirle. Normalmente, aparte del mal rato para la profesora, esto le costará que se ponga en tela de juicio su práctica educativa por padres, alumnos y por qué no decirlo, también por buena parte del profesorado y la administración educativa. Pero no nos engañemos , cualquier biennacido sabe quien es la víctima.
El alumno sólo admite felicitaciones y obsequisosas palabras, nunca una corrección, jamás una objeción a su aprendizaje aunque el más mínimo sentido común lo pida a gritos. Se empezó con la consigna de no corregir exámenes con bolígrafo rojo para no traumatizar y ahora cualquier contradicción al alumno puede llevar fácilmente al conflicto, como en el caso de la profesora de las noticias.
Llevamos años oyendo que el examen no vale nada, que te juegas todo a una carta, que no es justo y que no demuestra nada. Se han utilizado todo tipo de estrategias para desprestigiar a la única prueba objetiva conocida: el examen; cualquier otra cosa es una arbitrariedad del profesor o de quien sea. Parar edulcorar la situación, a la hora de evaluar, cada vez se tienen en cuenta más componendas: comportamiento, cuaderno, trabajo en clase... Estamos hablando de alumnos de 15 y 16 años no del parvulario y claro, hace tiempo que han captado el mensaje. En muchos casos la situación llega a extremos ridículos, se podría decir que la evaluación se ha convertido en una especie de concurso de popularidad, buen comportamiento y caligrafía.
Así, nos encontramos cada vez más con alumnos con excelentes calificaciones justificadas exclusivamente por su buen comportamiento, que destaca en un entorno de compañeros ruidosos. El conocimiento ha quedado sólo para sosos concursos de la tele.
Imagínese un mundo en que los corderos se coman al lobo, las gallinas al zorro... ¡pues existe!; en los I.E.S. de España, donde el profesor no puede reprender a un alumno por llegar tarde pero sí al revés, si huele a quemado en clase porque obviamente hay un mechero en danza y se reprende públicamente, el profesor sale lapidado por una banda de adolescentes increpantes que siempre tienen razón... y así podría seguir describiendo distintas situaciones.
Es imposible que nadie aprenda sin una mínima dosis de humildad y respeto por la autoridad. A los adolescentes hoy en día se les dora la píldora desde todos los ámbitos (padres, medios de comunicación, etc.) con lo cual se convierten en verdaderos dictadores consentidos. ¿Dónde quedó aquello de que el principio de toda sabiduría es el temor de Dios?
Dos profesores conversan, la primera habla en valenciano y el segundo en castellano:
-¿De dónde eres? - De Cuenca.
- Buf, ¡qué lejos!, pero... ¿entiendes el valenciano? - Sí, hace ya años que resido aquí y además lo he estudiado.
-¿Cuánto tiempo llevas viviendo en la Comunidad Valenciana? - Desde hace 5 años.
-Bah, pues eso no es mucho, yo llevo aquí 40 años y aún no me manejo bien con el castellano.
Conversaciones como ésta revelan el hecho insólito de que algunos docentes presuman de no dominar el castellano. Los alumnos presumen de no saber y parece ser que existen profesores que quieren imitarlos.
Cristian Plómez cumple 16 años en enero. No le gusta estar en el aula, se aburre y molesta a los demás. Aunque parezca otra cosa, buena parte de sus compañeros siguen, comprenden y aprovechan la clase de manera heroica, es como si estuvieran inmunizados a cualquier Cristian Plómez, casi no les oyen.
Cristian está en el aula contra su voluntad y quiere que quede constancia de ello, ¿alguien se atreve a culparle? Nadie puede sacarle del aula, en algun punto del camino se perdió la libertad para hacerlo, nadie puede: ni el mismo, ni sus padres.
Hoy en España, una persona nace con una condena de prisión de 16 años, en regimen abierto sí, pero prisión. Esto no es una conquista social.
Ante la ausencia total de responsabilidad por parte de los adolescentes, los profesores y los adultos en general nos convertimos en responsables absolutos de todos sus actos. De aquí el origen de la tan traida y llevada depresión de los docentes. Se les ha dicho la gran mentira de que son responsables del acto de un tercero, muchos han picado por buena voluntad y una vez tragado el veneno quedan aniquilados como personas, objetivo cumplido, el miedo y la culpa domina al profesor y se llenan los divanes de los psiquiatras.
El profesor no es reponsable de los actos del alumno, basta ya de comunismo escolar.
Una de las grandes maravillas de este sistema consiste en que los enanos jueguen al baloncesto, evidentemente hay que bajar la canasta aunque nos obligan a fingir que sigue siendo baloncesto.
La casta/secta de psicopedagogos organiza reuniones internas a las que tenemos el placer de asistir. En la última, se nos explicaba con todo detalle y mucha palabrería que hay que aprobar a todos. No está mal el sistema para combatir el fracaso escolar, no todos medimos 1,90 pero si bajamos la canasta todos jugamos al baloncesto. Evidentemente el alumnado es el primero en captar el mensaje, terminaremos jugando al baloncesto tumbados para evitar suspicacias.
Anoche, conversando en un bar, nació la idea de publicar nuestras experiencias laborales en un I.E.S. español. Nos pareció divertido y además sabemos que hay muy poca gente que conozca la realidad de los institutos españoles. Será nuestra visión, esencialmente personal, pero intentaremos describir el sagazmente ocultado funcionamiento de los institutos.
Este blog tiene dos autores: el profesor X y la profesora Y.
